ÁGUILA - Ruben Alejo Conde

ÁGUILA

Hace mucho tiempo un campesino agarró un pichón de águila y lo crio en su casa junto a las gallinas. El águila creció como gallina, actuaba como gallina, y en todo se parecía a una gallina. 

Un día llegó al hogar un naturalista, cuya especialidad eran las águilas. Cuando vio al ave convertida en gallina, le dijo al campesino ¿qué hace esa águila que nació para volar en las alturas y erguirse sobre las montañas, picoteando la tierra y escarbando la basura como una vulgar gallina? Ya no es águila y no sabe volar -contestó el campesino- La crié como gallina y se transformó en gallina, a lo que el naturalista le dijo con pasión: no vuela ahora, pero ella tiene dentro del pecho y en los ojos, la dirección del sol y el llamado de las alturas. Ya verás que ella es capaz de volar.

Una mañana, salieron muy temprano rumbo a la montaña, llegando a la cumbre y en plena puesta del sol, el naturalista agarró al águila con firmeza y la lanzó a lo alto. El águila convertida en gallina sintió el llamado apasionante de las alturas, despertó en su corazón su ser de águila, agitó las alas, primero con titubeo y después con mayor firmeza, y se fue perdiendo en un vuelo pleno en el azul infinito del cielo inmenso.

1. Dentro de cada uno de nosotros habita un águila, pero nos hemos convertido o alguien influyó a que tengamos la posición de una gallina, nos negaron la vocación a volar, elevarnos en las alturas…

2. Si reconocemos que hemos nacido para ser águilas, liberemos también a otros para que emprendan el vuelo de su libertad…

3. Si tenemos la oportunidad de enseñar, guiar, acompañar… permitámonos redescubrir en cada pequeño y grande, el águila que lleva dentro.

Añadamos otro final a la historia:

Resulta que el águila convertida en gallina, se hizo vieja y un día divisó muy por encima de ella, en el cielo azul, un ave extraordinaria que volaba soberana en las alturas, sin esfuerzo y con un suave movimiento de sus alas. La vieja águila convertida en gallina miraba asombrada hacia arriba y le preguntó a una compañera quién era ese sorprendente animal. “es un águila, el rey de las aves”, le respondió la gallina. Pero no pienses en ello, tu y yo somos diferentes, nacimos gallinas, no podemos volar.

El águila no volvió a pensar en ello y murió creyendo que era una vulgar gallina.

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